Epicuro fue el fundador de la filosofía hedonista, la filosofía que pone al placer en el centro de la vida como clave para la felicidad. Pero el placer, para Epicuro, no significó una vida llena de estímulos corporales y psicológicos intensos, licenciosos, excesivos y efímeros, sino de aquellos que sean duraderos y lleven a la tranquilidad interior.