MARIO ESCOBAR VELASQUEZ
Cuando pase el ánima sola es una novela donde violencia y ternura confluyen. Todos los personajes están construidos en ese contraste de vigorosa belleza. El valor, la necesidad de defender el propio lugar en el mundo, así como el de los seres amados, es lo más importante y, en práctica, no hay lugar para la cobardía: Pensé vagamente que éramos como comadrejas todos los de por allí. Mustélidos
Nos gustaba la sangre. Nos gustaba el arrojo, y la osadía, y la temeridad. El herir o el ser heridos, el matar o el ser muertos parecía natural y sencillo. Allí lo único que parecía complicado era ser cobarde. El valor no era algo que se elaboraba, sino algo elemental, casi telúrico.
Premios:
Premio Vivencias 1979